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Las desalobradoras pueden ayudar a reducir la contaminación en el Mar Menor

La desalación de aguas subterráneas en el Campo de Cartagena a través de su extracción a través de pozos juega un doble papel: Proporcionar agua para riego y en términos ambientales puede ayudar a reducir el vertido al Mar Menor al eliminar el agua contaminada del acuífero.

Así lo apunta el hidrogeólogo científico del IGME y catedrático de la Universidad de Murcia, José Luis García Aróstegui, quien a su vez considera fundamental que la desalación vaya acompañada de “otras medidas agronómicas” para reducir la contaminación de las aguas superficiales, según fuentes de la Fundación Ingenio. en una oracion.

Por su parte, la directora de Fundación Ingenio, Natalia Corbalán, considera que las desalobradoras podrían jugar un papel decisivo en la reducción de vertidos de agua al Mar Menor. «Si las administraciones hubieran realizado las infraestructuras necesarias para gestionar adecuadamente las desaladoras, estas ayudarían a reducir el vertido de agua contaminada», dice Corbalán.

En opinión del experto hidrogeólogo, las desaladoras podrían tener una contribución indirecta a la reducción de la entrada de contaminantes al Mar Menor: «al bombear a las captaciones subterráneas que alimentan las desaladoras, se retira una masa de agua contaminada del Cuaternario acuífero «, detalla. García Aróstegui.

El científico recuerda que los recursos hídricos del Campo de Cartagena son escasos y que, por tanto, el agua subterránea parcialmente desalada «complementa los recursos del Trasvase Tajo-Segura». El agua subterránea del Campo de Cartagena tiene una salinidad media-alta, por lo que «dicha salinidad limita su uso directo para riego», señala.

Según las estimaciones de los últimos 30 años, en el Campo de Cartagena la demanda de riego se satisface en un 30-40% con agua subterránea en época de lluvias y hasta en un 70-80% en época de sequía. Por ello, “muchos regantes consideran a las desalobradoras como su seguro en épocas de sequía”, explica Aróstegui.

GESTIÓN DEL AGUA DE RECHAZO

En palabras del hidrogeólogo, la desalación del agua para eliminar la sal es un proceso industrial «poco agresivo para el medio ambiente siempre que se gestione adecuadamente el agua de rechazo».

El agua de rechazo también se conoce como salmuera y es la misma agua de entrada en el proceso de desalación pero con una mayor concentración de sales. «La desalación separa el agua de entrada en dos: agua potable o desalada y aguas de rechazo o salmueras», señala el profesor Aróstegui.

En el Campo de Cartagena, aproximadamente el 75% del agua que alimenta las plantas de ósmosis inversa corresponde al producto y el 25% restante es un concentrado de residuos, «cuya salinidad es aproximadamente la mitad de la del agua del Mar Menor», aporta.

El agua de rechazo puede contener algunos productos químicos como antiincrustantes, tensioactivos, cloruro férrico y ácidos, además del concentrado de otros componentes presentes en la fuente de agua. En el caso del Campo de Cartagena, las aguas de rechazo suelen contener altas concentraciones de nitrato ”, especifica.

Sin embargo, existe una “variabilidad en la composición química del agua de rechazo” ya que depende del acuífero capturado, la variación temporal y el proceso de desalación en sí. «Evidentemente su vertido al suelo o su introducción directa en el acuífero conlleva una reconcentración y deterioro en el tiempo inaceptable», indica.

CONTAMINACIÓN DEL AGUA SUBTERRÁNEA

Sin embargo, Aróstegui recuerda que las aguas subterráneas son más difíciles de contaminar que las superficiales, pero cuando están contaminadas su recuperación es muy compleja y costosa. Por otro lado, «es muy difícil evaluar el daño al ecosistema del Mar Menor, asociado al vertido de desechos al acuífero», admite.

Al respecto, el hidrogeólogo asegura que el agua se mueve, a través de los poros, «lentamente» desde donde el nivel freático – distancia del agua subterránea desde la superficie del suelo – es alto hacia áreas donde el nivel freático es menor, lo que corresponde al borde costero. «En la mayor parte del acuífero cuaternario esa velocidad es inferior a 1-2 m / día, por lo que una hipotética gota de agua contaminada tardaría años en llegar al Mar Menor», señala.

El profesor Aróstegui es uno de los expertos que ha avalado el Anillo de Protección Ambiental de la Fundación Ingenio para recuperar el Mar Menor, que incluye en uno de sus ejes la construcción de infraestructuras de agua, incluidas plantas desaladoras, para evitar el vertido de agua contaminada al mar Less .

En este sentido, Fundación Ingenio apuesta por el potencial beneficio de la desalación para solucionar el problema del Mar Menor, pero condenan “Absolutamente cualquier desaladora ilegal en el Campo de Cartagena”, señala Natalia Corbalán, directora de Fundación Ingenio.

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