Las pieles más delicadas necesitan productos y cuidados específicos porque su función barrera se ve alterada, provocando picor e irritación.
La piel atópica es un problema dermatológico que suele comenzar en los primeros meses de vida, y aunque en algunos casos mejora en la edad adulta, en otros permanece durante toda la vida. El farmacéutico Rocío Escalante, propietario de Arbosana Farmacia y experto en dermofarmacia, nos cuenta qué es exactamente la piel atópica y cómo se debe cuidar, ya que son las pieles más sensibles que conocemos.
UN la piel atópica tiene una función de barrera alterada, por lo tanto no puede retener el agua y se seca dando lugar a picazón e irritaciones, principales síntomas de este problema dermatológico, que tiene un componente genético. Las personas que tienen piel atópica sufren brotes por estímulos externos como jabones agresivos, perfumes, cloro en la piscina, determinados tejidos, pero también por causas internas como el estrés. En los casos más graves pueden sufrir lesiones como eccemas, costras por rascado constante …
Así tienes que cuidar las pieles más sensibles
los áreas del cuerpo donde la atopia se manifiesta con mayor frecuencia es en el cara, concretamente en las mejillas, párpados o labios, también en la cuello, en las manos y en los pliegues de la piel.
¿Cómo tratar la piel atópica?
Es una enfermedad crónica, pero sus síntomas pueden mejorarse y evitarse lesiones. Para ello es fundamental elegir productos específicos para pieles atópicas y pieles sensibles para su limpieza e hidratación.
– La limpieza, tanto facial como corporal, la haremos siempre con cosméticos que no irriten.
Recomendamos utilizar aceites para el rostro y texturas grasas para el cuerpo. Además, es aconsejable reducir el contacto con el agua, especialmente cuando hay un brote activo. No puede usar exfoliantes o esponjas para frotar la piel. Tanto el lavado como el secado deben ser muy suaves y sin roces sobre la piel.
– Los hidratación es el segundo paso fundamental para la piel atópica, utilizando lociones humectantes y emolientes que ayudan a retener la humedad. Cuanto más seca esté la piel, más picor e irritación sufrirá, por lo que el objetivo en estas pieles es hidratar con frecuencia para evitar la sequedad.
– En caso de brote aplicar las pomadas recomendadas por el dermatólogo.
– Deben evitarse los ingredientes activos que puedan causar irritación como los alfa hidroxiácidos o los retinoides.